Llega Marzo, y con él un montón de gastos e imprevistos. Si tu mochila o la de tu hij@ se ve sucia y descuidada, no compres una nueva, ¡Puedes recuperarla! En Punto Limpieza queremos ayudarte a gastar menos, y evitar la basura innecesaria. Para ello, te dejamos algunos consejos que dejarán tus bolsos como nuevos.
Revisa las advertencias de cuidado en la etiqueta
Si bien podemos aconsejar medidas generales para la limpieza, siempre es importante revisar primero las instrucciones del fabricante. Existen telas y materiales que no pueden ser expuestos a temperaturas elevadas. Por otro lado, hay telas que quedarán más limpias si ocupas agua caliente.
Si no tiene instrucciones de lavado, recomendamos siempre lavar con agua fría.
Limpia todos los bolsillos
Este paso es muy importante, porque garantizará que tu mochila no se ensucie más al ser humedecida.
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Vacíala por completo y quita todos lo que haya dentro, y aspira el interior para eliminar tierra, polvo, migas u otras suciedades.
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Abre todos los cierres y sacude boca abajo para asegurarte de que no quede nada adentro.
Remueve las manchas y suciedades impregnadas
Si tiene una mancha o suciedad que se ha impregnado, recomendamos aplicar BaciAqua. Déjalo actuar unos 10 minutos antes de cepillar suavemente con un cepillo o esponja. Te recomendamos la línea de cepillos Oxo. Aclare la zona tratada con agua fría y retira todos los residuos del producto.
Remoja con un detergente diluído de acción rápida
Luego de quitar todas las manchas, remojaremos las prendas. Aplicaremos una medida de detergente en un lavadero, dejaremos que este se diluya e introducimos la mochila.
Dejaremos remojar por unos 30 minutos o hasta que la mochila haya soltado la suciedad superficial.
Si la mochila es blanca, recomendamos aplicar algún blanqueador, como Blancos Nucleares.
Si las instrucciones lo permiten, ocupa la lavadora.
Coloque el bolso o estuche en las bolsas de lavandería Rayen. Si no existen en el tamaño que busca, puede utilizar una funda de almohada vieja u otro tipo de bolsa de tela. Esto ayudará a proteger su prenda evitando que se dañe su forma, además de mantener la suciedad y el polvo alejados de su superficie mientras se lava.
Aplica un ciclo de lavado largo con tu detergente preferido; si es posible, centrifuga en modo delicado.
¡Paso final!
El último paso es secar la mochila y la funda. Para ello, posiciona la mochila de manera horizontal en un tendedero a la sombra. Asegúrate de no utilizar calor directo, ya que puede dañar el material. Una vez seca, comprueba que no haya manchas ni roturas en el tejido antes de volver a guardarla.